Donbass

En el actual clima geopolítico, entre la distensión norcoreana y una nueva ronda en el conflicto entre Estados Unidos e Irán, el largo y lento conflicto en Ucrania oriental ya casi no figura en la lista de prioridades de la comunidad internacional. Sin embargo, la gente vive allí en todo menos en un estado de paz, ya que ningún líder de los antiguos bloques ideológicos parece tener interés en envenenar o, por el contrario, en apaciguar permanentemente la situación. Sergei Loznitsa explora esta tierra de nadie con una considerable dosis de oscuridad y burla en Donbass, presentada en la apertura de la sección paralela Un certain regard en el Festival de Cine de Cannes. Por muy oscuro y cruel que sea el tono de la película, probablemente sería precipitado verla como nada más que una postura tendenciosa, un panfleto escandaloso que no escatima los medios para insistir en la perturbación irremediable de una región en estado de emergencia desde hace cuatro años. Cada viñeta, ligeramente ligada entre sí para formar una galería de retratos grotescos, simboliza así una forma diferente de barbarie, sin que este gabinete de horror cumpla necesariamente un propósito moral. Parece más bien que el trabajo del director es exponer la hipocresía y otros artefactos en esta parte de su país que se encuentra en un estado de desorden.